La compresión urbana es un fenómeno que todas las ciudades del mundo están experimentando. A lo largo de las décadas, hemos observado cómo los arquitectos han podido optimizar grandes espacios, maximizando su uso y aprovechamiento. Pero, ¿qué ocurre cuando se nos ofrece un terreno reducido y se presentan exigencias que superan su capacidad?

Surge el desafío de la creatividad y la innovación arquitectónica. Los diseñadores deben pensar fuera de lo convencional, utilizando técnicas ingeniosas para transformar limitaciones en oportunidades. Soluciones como la construcción vertical, el uso de materiales sostenibles y la integración de espacios multifuncionales se vuelven indispensables. Es esencial considerar el bienestar de los habitantes, asegurando que las áreas reducidas no sacrifiquen la calidad de vida.